Adoración

Under Capricorn (Alfred Hitchcock, 1949)

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Mezcla de melodrama de época de tonos pastel y psicoanálisis hollywoodiense, extraño injerto de Rebecca y Notorious, Under Capricorn es una película anómala, que tal vez habría encajado mejor diez años antes en la carrera de Hitchcock pero que desconcertó al público en el momento de su estreno. Hay que recordar que algo parecido, aunque en menor grado y con una recuperación crítica más ágil y mayoritaria, ocurriría después con Vertigo.

A menudo las obras anómalas nos revelan más sobre su autor que las que se ajustan a lo esperado: Under Capricorn no fue una película de encargo sino un proyecto personal, producido por el propio Hitchcock. En el libro de entrevistas con Truffaut tiende a rebajar el tono y justifica la elección por motivos de orgullo personal: simplemente le pareció una historia adecuada para Ingrid Bergman, entonces la estrella más importante de América. Heme aquí, Hitchcock, el ex director inglés, de vuelta a Londres con la estrella más grande de la época. Cuando bajábamos del avión todas las cámaras nos enfocaban a Ingrid Bergman y a mí. Quizá inconscientemente, el director asume la misma posición que Sam Flusky (Joseph Cotten) y abandona su “zona de confort” (como se dice ahora) en pos de una mujer inalcanzable. La misma técnica del plano-secuencia, ya ensayada en Rope, permite dar continuidad al trabajo de los actores; pese a las quejas iniciales de Ingrid Bergman sobre las complicaciones técnicas del rodaje, aquí dejó la interpretación quizá más conmovedora de su extraordinaria carrera.

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Al final de un largo plano-secuencia en que el personaje del observador intruso, desde cuyo punto de vista se narra la acción, el sinuoso Charles Adare (Michael Wilding), ha ido examinando la mansión en que Lady Henrietta (Ingrid Bergman) vive recluida, una suerte de Manderley de las antípodas, y a los invitados que la frecuentan, lo primero que vemos de ella son sus pies desnudos.

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Desde un punto de vista, habría que dar la razón al público de 1949 (y al propio autor, que respetaba su veredicto de forma inapelable): Under Capricorn es una película imperfecta, demasiado larga y cargada de explicaciones inútiles, con decorados no menos inverosímiles que su resolución narrativa. Pero de esta forma, dialécticamente, la película viene a demostrar a todos los niveles, desde las mismas entrañas de su delicado mecanismo, su tema más profundo: que el amor, todo amor, tanto el que se construye sobre la generosidad y el sacrificio como el que no se deja encerrar en barreras éticas, está condenado a la desgracia.

Aquí todos los personajes son víctimas de sus sentimientos, de un pasado que nunca se muestra directamente: desde el hombre de clase social inferior, el oscuro y contradictorio Flusky, hasta la maquiavélica ama de llaves Milly (Margaret Leighton), pasando por Charles Adare, que suspende su proyecto de hacer dinero fácil para convertirse en terapeuta y amante imposible de la infinitamente melancólica Lady Henrietta, a la que conoció cuando ambos eran niños. Entre los seres humanos no cabe el tiro de gracia que se da, fuera de campo, al caballo favorito herido. Aquí todos los personajes deambulan como fantasmas de sí mismos, reflejos fugaces, sombras para las que la travesía del océano hasta el trópico de Capricornio hubiera sido equivalente al paso de la laguna Estigia. La trama de Under Capricorn empieza años después del happy end de las demás películas y la casa de los Flusky, que parece un escenario de ópera, tiene por nombre una pregunta: Minyago Yugilla –¿por qué lloras, si no es amor lo que te falta?

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Fuentes de las imágenes: https://the.hitchcock.zone/wiki/1000_Frames_of_Under_Capricorn_(1949)

7 comentarios en “Adoración

  1. jadsmpa79

    Para mí es una de las películas más personales e insospechadamente modernas de Hitchcock, que se roza por momentos con Ophüls y Renoir, con Wilcox y Czinner, y -saltando en el tiempo- con Ruiz y Oliveira.

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  2. elpastordelapolvorosa Autor

    A la nómina que propones se podría añadir a Michael Powell, antiguo colaborador y amigo de Hitchcock.
    Enlazando con la entrada anterior, podemos imaginar a Kleist como reseñista de esta película (el texto original se refiere a un libro de Achim von Arnim): «Aunque aquí y allá nos extraña alguna expresión, no somos al fin y al cabo tan bárbaros como para considerar algún modo poético usual, al que nuestro oído se ha acostumbrado ya hace mucho, como piedra de toque de todo cántico. La palabra del poeta tiene que desbordar las particularidades que en escuelas dogmáticas se encarecen como lo bueno y lo bello. Lo excelente entraña siempre algo susceptible de producir extrañeza, sobre todo en tiempos en que la maravilla de la poesía se ha tornado ajena a la gran mayoría de los hombres de la Tierra.»

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    1. jadsmpa79

      Sí, había pensado en los mundos irreales de Powell & Pressburger, pero creo que pesa menos en ellos la herencia romántica que en este Hitchcock eventualmente fugado al cine de época.

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      1. elpastordelapolvorosa Autor

        Sí, a través del tratamiento pictórico del,color, lo más característico de esta película es la herencia romántica de Murnau, y que aquí se muestra con una evidencia atípica en un cineasta que solía optar por la transparencia, la reserva y el humor disolvente.

      2. elpastordelapolvorosa Autor

        Fuera del ámbito del cine, el personaje de Lady Henrietta hace pensar un poco en la Isabel Archer de Henry James, que cifraba el éxito en ver cumplido algún sueño de juventud, y la «escena» de Flusky en el baile del gobernador entronca con la de Alfredo Germont en la segunda parte del acto II de «La traviata».

  3. Jesús Cortés

    Yo también mencionaría la extraña conexión con la poco anterior «Portrait of Jennie», la influencia de los colores del cine ruso (Ekk y demás de los 30 en adelante) y en particular las correspondencias con Dovzhenko y Donskoi, de los que equidista tanto como se acerca al Ford irlandés; nunca se menciona junto a «The quiet man» y, anque ésta evocándola, son las dos mayores películas sobre la vieja Eire que en el cine han sido.

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  4. elpastordelapolvorosa Autor

    Tomo nota de Nicolai Ekk, del que no conozco nada (como de Herbert Wilcox, al que citaba José Andrés). Quizá esta película no se asocia con Irlanda porque transcurre en una época en que era parte del imperio británico, y carece de contenido nacionalista; las rememoraciones de su tierra natal que hacen los personajes conforman una especie de fantasmagoría dentro de otra.

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