Acerca de

¿Por dónde empezar? ¿Y por qué iba a decir algo? Sería absurdo, como hablar en serio sobre un sueño. (J. Conrad: Salvamento).

Si hasta el mismo André Bazin manifestaba que, del conjunto de papeles que uno emborrona día a día, la mayor parte no sirven más que para hacer fuego… ¿cómo puedo justificar esta publicación que, por su carácter virtual, ni siquiera tiene esa utilidad práctica?

Sólo puedo decir que el hecho de pensar y escribir sobre una película prolonga el placer de su visión, y hace que tarde un poco más en disolverse en la memoria. Doy por conocidos los datos básicos sobre películas y directores (salvo que sean muy raros), que pueden encontrarse en muchos otros lugares: aquí trato simplemente de aportar otro punto de vista, como un francotirador en medio de la guerra global de la información, y de seguir el primer mandamiento de quien escribe por placer: no aburrirse a sí mismo (lo que acaso sirva para no aburrir a los improbables lectores).

Respecto a las opiniones que aquí se vierten, son sólo eso: opiniones. Cualquiera que tenga un poco de memoria se dará cuenta de que estas van cambiando con el tiempo, lo que constituye la mejor vacuna frente al absolutismo de la verdad. También quiero dejar claro que mi actividad profesional no tiene nada que ver con el cine, ni el mundo de la imagen, ni la crítica: este pretende ser el espacio de un espectador literalmente anónimo, que no ha visto todas las películas, para quien el cine no es más que una afición, que trata de compatibilizar con otras.

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