El tiempo después de la revolución

Cuerpo a cuerpo (Paulino Viota, 1984)

He visto la película en una sesión de homenaje a Paulino Viota organizada el pasado 22/11/13 por la Filmoteca de Santander, coincidiendo con el homenaje tributado al cineasta en el festival Zinebi de Bilbao. Rubén García López hizo la presentación, y al final hubo un coloquio con el propio director, en el que se dijeron tantas cosas interesantes que me quedó la sensación de que no había mucho más que se pudiera aportar. Pero luego (soy lento en esto) me han venido un par de ideas que, mezcladas con determinadas informaciones relevantes tomadas del coloquio, me han servido para pergeñar este comentario con el que sumarme, aun de modo tan insuficiente, al homenaje.

Como otras películas, Cuerpo a cuerpo está dividida en dos partes: la primera transcurre en verano en una ciudad costera, y la segunda en invierno en Madrid. Los personajes que se conocen o reencuentran en vacaciones varían sus relaciones en la segunda parte, en la que unos hacen mutis mientras aparecen otros nuevos: el proceso de rodaje reprodujo el esquema narrativo, de modo que los actores son, en ésta, un año mayores que en la anterior.

Este juego de cinéma verité adquiere mayor profundidad de campo por el hecho de que, en ambas partes de la película, y con una relación estructural especular, el director intercala imágenes de un corto que rodó hacia 1970 en el que dos de los protagonistas aparecen con unos cuantos años menos.

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Cuerpo a cuerpo tiene otra peculiaridad, que es su autoría en cierto modo colectiva -puesto que el guión procede íntegramente de las grabaciones de diálogos improvisados por sus actores durante el proceso de preparación de la película: de este modo, su director consigue trascender lo personal y nos ofrece una especie de documental sobre los sentimientos que estaban, como se suele decir, en el aire de la época.

Paulino Viota confiesa la inspiración de Renoir (no de sus películas, sino de algunas sugerencias tomadas de sus memorias, que incitan al cineasta a dejar hacer a los actores, a desaparecer tras ellos para ser capaz de encontrar lo imprevisto). Los espectadores tendemos en primera instancia a pensar en el Rohmer de las contemporáneas “comedias y proverbios”, por su observación de relaciones de pareja a un tiempo cómicas y dramáticas, bochornosas por momentos, en las que las mujeres tienden a asumir el papel de víctimas de sus sueños y, esencialmente, de la tibieza, la inutilidad o la crueldad infantil de los hombres.

divxclasico

En un autor tan consciente y riguroso como Paulino Viota (incluso sumido en este trance de desaparición programática que preludió su retirada como director; porque del cine nunca se ha retirado) este planteamiento se hace evidente ya en el prólogo de la película: un plano sostenido en el que el personaje interpretado por Guadalupe Güemes lanza una prolongada serie de amargos reproches a su pareja, y otro en el que el hombre responde de forma nihilista.

De esta forma, Cuerpo a cuerpo parece recorrer un territorio moral similar al que registró de forma inolvidable Jean Eustache en la que quizá sea la película más bella del cine francés de los 70: La mamain et la putain. Las películas no tienen nada que ver en el origen de sus materiales ni en su resultado final (Eustache es tan imposible de imitar como Rimbaud o Radiguet), pero comparten la visión de dos épocas en cierto modo paralelas en las que, pasado el tiempo de la revolución y de la lucha anti-sistema, alcanzadas la democracia y la liberación sexual, queda aún la decepción de los ideales imposibles.

erudit-org

Procedencia de las imágenes:

  1. divxclasico.com
  2. contrapicado.net
  3. erudit.org

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